Como ando triste, hago lo que hago cuando ando triste. Esas cosas para las que contento, no tengo tiempo.
Saqué el órgano de Seba del espacio entre su cama y la pared donde guardaba polvo, busqué el transformador en la caja de plástico con cables de la pieza de Cristóbal y arranqué las partituras que tengo de posavasos sobre el estante botado de libros de mi pieza.
Desenchufé la tele. Enchufé el transformador.
- Seba, sorry que te huevee de nuevo, podís decirme qué nota es ésta, la primera, y qué significa la llave de sol.
Sabiendo la primera y contando uno, dos, tres notas arriba, dos abajo, fui deduciendo cómo.
Le puse el volumen bajo para no molestar para luego levantarme y preguntarle por MSN a Cristóbal dónde tenía unos audífonos.
- En mi caja plástica con cables al lado de la cama.
- Ya busqué, pero no encontré. Los necesito porque me puse a tocar en el órgano de tu hermano.
- Tu canción maraca.
- Jajaja, me encanta cuando me apoyas así. Ese apoyo profundo y sólido.
- Puta revisa mi pieza, los cajones, el escritorio.
No encontré más que varias monedas, revistas y un condón.
"Bacán por si me llegan a faltar", pensé y avergonzado lo descarté de inmediato. Todavía tengo cosas de niño provinciano vergonzoso de sus pensamientos.
De hecho no soy capaz de aceptar todo lo que pienso.
Sin audífonos y una actitud absorto-obsesiva toqué las mismas cuarenta notas hasta las 2 am. Me alegré de ser un tipo que trabaja part time con horario flexible (v/s las otras veces que pienso porqué no trabajar full time y ganar un palo). Tenía sueño pero no paré hasta asegurarme que si me iba a lavar los dientes y me metía a la cama no iba a desvelarme ni tener mucho tiempo para pensar antes de dormir.
Sólo entonces desenchufé el transformador y me acosté.