22.1.12

nyc (zagat rated)






En Nueva York si un restaurant tiene una calcomanía Zagat Rated pegada en la puerta, lo más seguro es que sea un (muy) buen restaurant.

- El único Sagat que cacho es el de Street Fighter hueón. El segundo mono más peludo -me dijo Fredes cuando le conté.

Estuve diez días allá, comí en casi veinte restaurantes de todo tipo. El Mizu por ejemplo (Zagat Rated 2011) en Williamsburg fue una hueá increíble lo rico. Tanto, que el resto del viaje estaba entre volver ahí y conocer OTRO restaurant de la ciudad. No volví.

También comimos en un restaurant afgano -Zagat Rated 2003- de Manhattan, que estaba bien. Yo creo que hace 9 años había sido un Mizu.

Y así, puedes guiarte por la ciudad entrando a los lugares con la calcomanía.

El tema es, hasta qué punto dejarse guiar.

Hasta qué punto hacer lo que otros te dicen que es recomendable hacer.

Por eso no fui más a restaurantes rankeados por Zagat. Quizá y hasta botando mi plata en lugares mediocres, con atención lenta o decoración hostil, pero disfrutando la libertad de equivocarme.

Altiro (sí, altiro se escribe junto, no me gusta, pero se escribe así), altiro pensé que es lo mismo que hago con mi vida.

Enterarme de lo que es recomendable, probarlo y no hacerlo más.

No sé cómo ni cuándo tuve la tremenda suerte de buscar ser alguien a-recomendable sin importar si me equivocaba o fracasaba. Suerte porque es mucha la gente a la que le importa tanto la opinión del resto, que nunca se atrevieron ni se atreverán a tener desafíos (laborales, académicos, maritales, lo que sea) que les hagan saborear lo que significa vivir.

No me refiero al desafío de ganar un 15% más de sueldo a fin de mes. Esa hueá no puede ser un desafío de vida.

Desafío de vida es no comprarte a los 25 años un depto con hipoteca. O un auto medianamente top en cuotas a 3 años. Ni esclavizarte a largo plazo sino que ser un "contra" en el corto. De modo que si eres empleado y tu jefe es una mierda, pues vas, agarras una carta de renuncia tipo y la firmas para no tener que soportarlo nunca más.

Desafío de vida es decirle a la mujer más tierna, simpática, cariñosa, artista, sensible, inteligente y con buen gusto con la que has estado, que prefieres seguir tu vida solo. Porque en lo profundo de ti, hay "algo", no tengo la más prostituta idea qué, pero algo que te dice no.

Ser sinceros con uno mismo hasta la médula.

- Me gusta mucho eso de ti.
- Qué cosa? -le pregunté.
- Que cuando te equivocas lo reconoces.
- Es lo mínimo no?
- Sí, pero la gente no es buena para eso. Se escudan, se excusan en alguna otra cosa.

Vivir unos días no-creíbles y no-olvidables con esa mujer para luego decidir dejarla en NYC y volverte en avión con tu médula.

Hay que ser sincero con uno mismo sin hacerle tanto caso a los Zagat Rated.

Y es que de haberlo hecho, no hubiese comido el mejor desayuno de mi vida en el Egg de Williamsburg (sin calcomanía alguna a la entrada) ni estaría sintiendo esta libertad (quizá) malgastada.

leen