
Tengo la mesa llena de carpetas. Y de plumones que me traigo sin querer después de hacer clases (cada vez que me doy cuenta prometo volver el último día del semestre con una bolsa llena).
Así que salí al drugstore a intentar comprar una cajonera que no encontré. Y terminé en una librería. Tengo una obsesión por las librerías, sé que suena snob, y el que me guste oler los libros también, pero es así. Cuando chico me pasaba con las zapatillas de básquetbol, supongo que más viejo será con otra cosa.
- ¿Has leído alguna vez algo de alguien japonés?
- Ehmmm... no.
- No esperes encontrar acción con ese libro. Es algo más lento.
- Sí, me imaginé.
Yo lo quería porque me causaba curiosidad hace harto rato este escritor, pero no soy muy bueno para las novelas (al menos eso le decía a una amiga hace un tiempo sin que ella me creyera mucho). Me gustan más las biografías, la historia, los datos de todo tipo. Aún así, el finde me leí tan rápido el último libro de Zambra, que quedé como con hambrecita de más.
Al ver que el título del prólogo era "La muerte viene una sola vez y el amor muchas", pensé "me lo llevo".
Nunca leo los prólogos, al menos no antes de empezar un libro, porque no me interesan las introducciones de terceros. Sin embargo soy súper bueno para decidirme por el puro título en la portada o el de los capítulos. Son los escotes del libro para mí.
El vendedor se había leído cuatro libros de Kawabata -ése no- y se notaba que le gustaba mucho.
- Parece que con Mishima tenían una relación muy cercana. Hay un libro exclusivo con su correspondencia. Pa' mí que eran gays.
- O quizá sólo eran sensibles.
Entonces el tipo me mira con una cara de "sorry, nada personal con los gays, disculpa". Pero no dice eso sino que:
- Claro, también.
Me siento raramente incómodo. Voy a aclarar que no soy gay, cuando me doy cuenta que no tiene ningún puto sentido hacer algo así.
Vuelvo a la office y mi partner se ríe con el anécdota.
- Seguro fue por tu chaleco rosado.
- De más.
Ahora la mesa tiene carpetas, plumones y este libro.