Que más o menos significa que le gustaría volver a la época en que su única preocupación era saber de qué color pintaría su dibujo.
Puede que olvide que a esa edad muchos empezamos a tener ese tipo de reflexiones, y por ello me sorprenda su grado de profundidad. O que hasta esté simplemente chocho de ella.
Pero tampoco deja de ser cierto que en nuestra familia hace décadas anda un gen culiao dando vueltas.
Lo tenían los tíos oligofrénicos de mi abuelo, corredores de la bolsa que vivieron en Valparaíso. Lo tuvo mi abuelo, que en algún momento le patinó, con cuadros psicóticos y todo. Alguna vez escuché que salió/salía corriendo en calzoncillos a la calle.
De ellos hablo sin problemas porque están muertos.
Eso por el lado de mi primer apellido (como mi prima).
Por el del segundo, un tío que decidió caminar por la línea del tren hace 30 años. Y el hijo de un primo, que el año pasado con apenas 19, se rindió. Nunca quise saber cómo.
Gen culiao me ha hecho pasar varios días pegado mirando el techo. Angustiándome. Pero también lo ha hecho sentado en el cubículo de las oficinas en que he trabajado, sacándome a patadas de allí. Empujándome a salir a vivir.
