20.5.15

el perro embalsamado


- Dónde está Ulk? -pregunté.

El chico de la boletería sabía qué o quién era Ulk, y quizá no era el primero que lo preguntaba o quizá sí por la cara que puso. No se sorprendió pero me dio sonriente las instrucciones para llegar.

- Segundo piso, después de la parte de la Unidad Popular -y no sé qué más dijo. Al final llegamos sin seguir las instrucciones. Segundo piso era suficiente. El museo histórico nacional no es muy grande.

Pasamos por varias salas con cuadros de presidentes que ya habíamos visto alguna vez. Y la misma sensación de ya visto como cuando uno va a un museo en Europa y ve cuadros famosos.

- Éstas deben ser las mismas imágenes de los libros de historia que teníamos en la básica -le comento a Antonio.

Antonio es uno de las personas más simpáticas, curiosas e inteligentes para armar argumentos y razonar que conozco. Una de las pocas personas además, que sé que podría aguantarme un mes viajando juntos (apenas yo me aguanto a mí mismo viajando un mes). De hecho ya lo hicimos el año pasado pa'l mundial en Brasil.

Trabaja en un banco de una cadena de retail, lo que me cuesta entender pero no estoy ni cerca de querer cuestionar. Almorzamos de vez en cuando en el centro, en un restaurant peruano feo y sabroso que me mostró hace unos años, que nunca se llena y que está al lado de la plaza de armas, donde también está el museo.

- Cacha, eso es un mástil o algo de la Esmeralda... donde ponían la bandera chilena parece.
- Wuá.

Seguimos caminando y detrás de una escalera, un gran danés gigante embalsamado. Sabía que podría aparecer en cualquier momento pero me asusté igual, como en las películas de terror que detesto.

Ahí estaba Ulk. Al lado de un asiento como trono.

- Ahí está la foto de Alessandri con su perro. Uno como que cree haberla visto alguna vez, pero sin estar seguro cuando ni donde.
- Sí, cierto. Qué grande que es.
- La cagó... bueno eso, vimos al perro. Vamos.
- Está choro el museo voy a volver otro día cuando almuerce solo y tenga tiempo.

Le suena el celular. Es su jefe que le pide que lo reemplace en una reunión. Le pide que simplemente vaya, y que no se comprometa a nada. Eso no más.

Me da risa cuando me lo cuenta y me pongo a pensar en la cantidad de reuniones que uno tiene en el trabajo, en que se juega a eso. A no hacer, a no comprometerse. Siempre ha sido un misterio para mí cómo es que avanzan las empresas así. Pero ahí están, en especial los bancos, ganando plata todos los años.

- Qué folklórica la hueá. Un perro. Cómo lo cachaste?
- En un concurso de TV hace unos meses, donde preguntaban por el nombre del perro embalsamado de Alessandri. Yo no tenía ni puta idea.

Esa mañana buscando otra cosa en internet me apareció en la sección de preguntas frecuentes: "está aquí el perro Ulk?", "R: No, fue trasladado al museo histórico nacional". Y luego caché que el museo quedaba a una cuadra del restaurant donde almorzaría con Antonio.

- Podría convertirse en un personaje popular, se podrían hacer poleras de Ulk. Ser un fetiche. Por huevear.

Nos despedimos en la esquina. Y yo me fui caminando por el centro como otras veces, pero con la sensación de que sabía de algo que el resto que caminaba nunca había visto/vivido. Nada muy relevante, pero simpático, anecdótico y que yo mismo ayer no había vivido.



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