La calle no era como hacía 8 horas repleta de autos repletos de bolsas con regalos. No. Pasada medianoche y a 45 km/hr pude incluso ver tres o cuatro familias enteras caminando como si la vereda fuese la orilla pero del mar.
La calle un río o el mar, y el auto que yo manejaba un bote lento.
Atravesando este Santiago veneciano me acordé de Dani. Mi amigo de Colombia que vino a Chile por amor. Dani 2010 es Pedro 2007 (en Barcelona). Solo, muy solo y con el corazón roto. Y al que le quedan 10 días antes de regresar a su país.
Me ha pedido consejos pero por sobretodo me ha contado cómo se siente. Le he contado cómo uno puede hacerlo pero por sobretodo he dejado que haga lo que le nazca. Y es que la idea es que despegue lo más liviano posible.
Por más que le insistí en que cenara con mi familia, prefirió pasar la Noche Mala solo.
Camino a mi depto vi también un conserje al que me dieron ganas de tocarle la bocina o bajarme y sólo decirle feliz navidad. Pensé incluso en formar parte de un grupo que hiciera eso para navidad. Saludar conserjes.
De verdad lo pensé, pero luego me di cuenta que no quería hacerlos sentir unos mendigos. Yo ni a los mendigos quiero hacerlos sentir mendigos.
Doblé en una esquina por error, pero no me compliqué. Llegar a la casa por un camino distinto es inevitable cuando lo haces por mar.